A 8 AÑOS DEL CONTUNDENTE NO AL ALCA
Al cumplirse en estos días 8 años del histórico pronunciamiento en Mar del Plata que sepultó las intenciones de Estados Unidos de crear un Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA), rememoramos este hecho y su significado, que a lo largo de los años se ha revelado como trascendente para nuestro país y la región.
El freno a esta avanzada del país del norte se produjo durante la IV Cumbre de Presidentes de las Américas, llevada a cabo el 4 y 5 de noviembre de 2005 en Mar del Plata. Paralelamente, se producía la Cumbre de los Pueblos, que repudiaba la presencia del presidente Bush y rechazaba su proyecto neocolonial.
El NO al ALCA fue un logro gestado durante años de persistente lucha de los pueblos en toda la región, impulsada por diversas entidades en los planos nacional y continental, entre las que participó activamente APYME, junto con el IMFC y organizaciones políticas, de los trabajadores, estudiantiles, religiosas y de los derechos humanos.
Esa lucha se reflejó en hitos como los pronunciamientos del Foro Social Mundial, la constitución Autoconvocatoria No al ALCA y la consulta popular realizada en noviembre 2003, cuando se sumaron más de 2.300.000 firmas en contra de anexión continental.
Sobre esta base de acciones colectivas y de resistencia al neoliberalismo fueron surgiendo en la región los nuevos liderazgos políticos sin los cuales habría sido muy difícil lograr el extraordinario hecho político que hoy se conmemora y abrió las puertas para la constitución de espacios como el Mercosur Social y Productivo, la Unasur y la Celac, que en contexto de crisis global dan nuevo impulso a la esperanza de una verdadera integración.
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Ing. Carlos Filippini
Presidente Delegación Mar del Plata
Comunicado de APYME emitido el 7 de marzo de 2001
“EMPRESARIOS NACIONALES RECHAZAN EL ALCA”
(…) En los hechos, el ALCA constituirá la creación de un espacio al servicio de las transnacionales norteamericanas y de sus socios locales, que lesionará aún más a los sectores productivos nacionales, en especial a las pequeñas y medianas empresas, degradará los ingresos y las condiciones de trabajo y acentuará las desigualdades entre países con distinto grado de desarrollo, estableciendo así una división del trabajo en la que los más atrasados operan simplemente como proveedores de recursos naturales y mano de obra barata.
Los Estados Unidos como potencia hegemónica se reserva el derecho de conservar subsidios a los productores agrícolas, las cuotas y normas antidumping que le permiten deprimir los precios de los productos latinoamericanos y cerrarles su mercado, generando la penetración de sus productos en América Latina, produciendo así la destrucción de su producción y la reducción de salarios, como medio de incrementar la capacidad competitiva de las diversas economías.
El proyecto del ALCA se extiende además a los servicios y otorga a las empresas el derecho a prestarlos, con la excepción de aquellos brindados por el Estado en forma absolutamente gratuita. Esto abre la posibilidad de privatización, -donde ella aún no ha tenido lugar-, de los servicios de salud, educación, saneamiento, postales y de comunicación.
La puesta en práctica del conjunto de medidas contenidas en los acuerdos del ALCA implica profundizar las políticas neoliberales aplicadas en las dos últimas décadas en toda América Latina y garantir su irreversibilidad.
En conclusión el ALCA no constituye un real proyecto de integración, por el contrario es proyecto político de sometimiento y profundización de la hegemonía de los EEUU.
Frente a esto otra integración es posible, basada sobre los intereses de los pueblos y sustentada en transformaciones económicas profundas que den legitimidad social a la unión de los pueblos de América Latina y el Caribe.
Buenos Aires, 7 de marzo de 2001